Joaquín Torres Vérez, el famoso “arquitecto de celebridades”, se casará en la próxima primavera. Parece que todo va cambiando para su vida, ya que, hace un par de años, se acogió a la Ley de la Segunda Oportunidad, por su alta insolvencia. Si él lo hizo, ¿por qué no habrías de hacerlo tú?
Esta ley es poco conocida entre la población española, pero es de gran utilidad. Desde su promulgación en el 2015, ha ayudado a cientos de personas a salir de la insolvencia. ¡Es toda una segunda oportunidad! Vamos a hablar de qué se trata y cómo funciona.
¿Cómo puede ayudarme la Ley de la Segunda Oportunidad?
Imaginaos que empieza a tener una deuda que no puedes pagar. Con el paso del tiempo, esta deuda crece por los intereses y resulta más difícil pagarla. Tras un par de años, ya debes más en intereses que lo que te habían otorgado como crédito.
Todo ello sin contar que los prestamistas o entidades crediticias, pueden aplicar sanciones financieras importantes.
Cuando un compromiso financiero se vuelve un monstruo que crece sin control, puede tirar al lastre tu vida crediticia, tus finanzas y seguir alimentándose de tu dinero, sin nunca disminuir.
¡Justo por esta razón existe la Ley de la Segunda Oportunidad! Para eliminar ese bucle de pagar y nunca ver la deuda disminuida.
Esta ley hace que los intereses permanezcan estáticos. En otras palabras, quienes se acogen a ella, ya no verán que sus deudas se incrementan mes a mes.
¿Qué tipo de intereses detiene la Ley de la Segunda Oportunidad?
Una de las cosas más frustrantes de las deudas, es abonar a sus cuotas y ver que nunca disminuyen. ¡Menudo disgusto!
Esto suele ocurrir porque los créditos se hacen a largo plazo, con tasas de interés alto o se deja acumular, para pagar más tarde. Este cóctel de elementos, hace que los intereses remuneratorios (y hasta moratorios) sean excesivos.
Recordemos que los intereses remuneratorios son los que se cobran por el simple hecho de tener un crédito (yo te presto, tú me pagas y me das un excedente, que es mi ganancia). Los intereses moratorios, son aquellos que se dan por no pagar a tiempo, a modo de sanción (yo te presto, tú no me pagas, luego tenemos un problema).
De estos dos tipos de interés, el más tóxico es el moratorio, ya que se va incrementando con el paso del tiempo. Pero ambos pueden congelarse con la Ley de la Segunda Oportunidad, ya que son la mayor causa de que el deudor no pueda pagar.
¿Tengo que seguir pagando la deuda si entro a la Ley de la Segunda Oportunidad?
Aunque la mejor respuesta que puedes leer es un “no, no tienes que pagar las deudas”, lamentamos decirte que todo dependerá del caso.
Pero, ¿entonces no sirve la Ley de la Segunda Oportunidad? ¡Claro que sí! Es posible eliminar muchas de las deudas con ella.
Lo que sucede es que esta ley permite llegar a algunos acuerdos con los acreedores. En este caso, las deudas se seguirán pagando, pero bajo unas condiciones mucho más favorables para el deudor.
¿Acaso la idea no era erradicarlas por completo? Por supuesto. Pero esto implica unas decisiones más agresivas y puede que la mejor opción sea pagar de a poco, bajo nuevas condiciones.
¿Qué me pueden cobrar si entro a la Ley de la Segunda Oportunidad?
Si observamos un poco la historia, desde las guerras, hasta el comercio, se han arreglado con una buena comunicación. ¿Has discutido con tu pareja? ¿A que os ha servido una conversación sincera?
Eso mismo sucede cuando se avanza en la Ley de la Segunda Oportunidad: los acreedores estarán furiosos, esperando a que les paguen y empezarán a cobrar.
Por fortuna, esta ley provee elementos necesarios para que todo llegue a buen término. En primera instancia, está la fase extrajudicial.
En ella, se hablará con los acreedores, para presentarles la situación, exponerle la dificultad para pagar y ofrecerles un acuerdo de pago, acorde a las posibilidades e ingresos de deudor. ¡Hablar las cosas es lo primero!
¿Y qué pasa si no se solucionan las cosas con estos acuerdos? Cuando fallan las negociaciones, se buscan alternativas, dependiendo de la situación.
La buena noticia es que esta misma ley estipula un orden para cobrar, por lo que no todos los acreedores pueden reclamar al mismo tiempo. Tu estrés te agradecerá que no ocurra así.
Al final, si los acreedores no dan su brazo a torcer y no se les puede pagar más, el juez puede considerar la exoneración definitiva, cancelando todas las deudas, sin derecho a reclamación.
¿Cómo puedo entrar a la Ley de la Segunda Oportunidad?
Es más fácil de lo que crees: sólo se debe ir a la notaría, con la documentación necesaria para acreditar la insolvencia y seguir las pautas allí indicadas.
¿Me cancelan las deudas para siempre?
A menos de que seas un(a) rebelde, las deudas serán canceladas de por vida. Y por rebelde nos referimos a que desobedezcas alguno de los mandatos que te da el beneficio de exoneración.
Vamos por partes: cuando se ha salido victorioso y triunfante de un proceso de esta ley, se expide el Beneficio de Exoneración del Pasivo Insatisfecho, BEPI.
Pero este sólo es válido siempre y cuando el beneficiado con ello cumpla su reglamentación, que consiste básicamente en no ocultar ingresos o propiedades posteriores que cambien radicalmente la situación y con las cuales se puedan cubrir las deudas.
Entonces, ¿tienes que ser pobre de ahora en adelante? No, tranquilo. Se trata es de no ocultar situaciones sustanciales, que cambien por completo la vida. Por ejemplo, recibir una herencia o una propiedad.
En resumen, la Ley de la Segunda Oportunidad permite que la personas puedan reiniciar su vida financiera, llegando a acuerdos con los acreedores o eliminando las sumas de dinero que no se pueden pagar.
Esto no es una situación para tomar a la ligera. Nosotros ya tenemos éxito comprobado en este tipo de casos, así que te sugerimos ponerte en contacto con nosotros. Te indicaremos cuál es la mejor solución a tu condición.