Enfrentarse a un despido laboral puede ser una situación desafiante y confusa. Cuando una empresa decide prescindir de los servicios de un trabajador, existen diferentes clasificaciones legales que determinan si dicho despido puede ser impugnado. Conocer estas categorías resulta fundamental para defender adecuadamente los derechos laborales.
Tipos de despido que pueden reclamarse
La legislación española contempla tres tipos principales de despido que pueden ser objeto de reclamación ante los tribunales: procedente, improcedente y nulo. Cada categoría tiene características específicas y consecuencias jurídicas distintas.
El despido procedente se produce cuando la empresa justifica adecuadamente la terminación del contrato laboral. En estos casos, el empleador debe demostrar que existen causas reales y verificables para la finalización de la relación laboral, como incumplimientos graves por parte del trabajador, razones económicas documentadas o causas organizativas justificadas. Aunque este tipo de despido está legalmente respaldado, también puede ser impugnado si el trabajador considera que las razones expuestas no son válidas o carecen de fundamento.
Por otra parte, el despido improcedente ocurre cuando la empresa no logra acreditar las causas alegadas o cuando el procedimiento de despido presenta irregularidades formales. Esta categoría representa la situación más común en las reclamaciones laborales. Un despido puede ser declarado improcedente cuando no se especifican claramente los motivos en la carta de despido, cuando las razones expuestas no están justificadas o cuando no se siguen correctamente los procedimientos establecidos por ley.
Sin embargo, la categoría más grave es el despido nulo, que se produce cuando vulnera derechos fundamentales del trabajador o está motivado por discriminación. También se considera nulo cuando afecta a personas en situaciones especialmente protegidas, como trabajadoras embarazadas, empleados en periodo de baja médica o quienes ejercen derechos de conciliación familiar. Las consecuencias de un despido nulo son más severas para la empresa, ya que implica la readmisión obligatoria del trabajador y el abono de los salarios dejados de percibir.
Ante cualquiera de estas situaciones, el trabajador tiene el derecho de expresar su disconformidad. Naturalmente, cuando un empleado no está de acuerdo con su despido, generalmente se debe a que la empresa ha decidido prescindir de sus servicios sin una razón válida o legítima. En estos casos, los órganos jurisdiccionales serán los encargados de examinar las circunstancias particulares y determinar si el despido debe clasificarse como procedente, improcedente o nulo.
Es importante destacar que, al recibir una carta de despido, el trabajador puede firmarla añadiendo «No estoy de acuerdo» para dejar constancia de su disconformidad. Este simple acto puede resultar beneficioso durante un posible proceso judicial posterior. Asimismo, si existe cualquier duda sobre la legitimidad del despido, es recomendable no firmar el finiquito de conformidad, ya que esto podría dificultar futuras reclamaciones.
Para impugnar cualquiera de estos tipos de despido, resulta fundamental contar con el asesoramiento de un abogado laboral especializado que pueda evaluar las particularidades del caso y establecer la estrategia más adecuada para la demanda por despido. El experto legal podrá analizar si existen bases sólidas para la impugnación y guiar al trabajador a través del proceso de reclamación, maximizando así las posibilidades de obtener un resultado favorable.
Pasos legales para impugnar el despido
Cuando un trabajador recibe una notificación de despido laboral, existen procedimientos legales específicos que debe seguir para defender sus derechos. El sistema jurídico español establece un proceso claro para impugnar un despido considerado injusto.
En primer lugar, al recibir la carta de despido, es fundamental manifestar la disconformidad por escrito. Una práctica recomendable consiste en firmar el documento añadiendo la frase «No estoy de acuerdo», lo cual dejará constancia de la objeción sin comprometer futuros procedimientos legales.
Posteriormente, el trabajador debe presentar una papeleta de conciliación ante el organismo correspondiente. Este documento constituye el primer paso formal para la impugnación del despido y debe presentarse dentro de un plazo estricto de 20 días hábiles desde la fecha efectiva del despido. La papeleta debe contener información completa:
- Datos personales de ambas partes
- Detalles laborales (ubicación, tipo de trabajo, ocupación)
- Calificaciones profesionales y remuneración
- Descripción de los hechos y fecha efectiva del despido
- Fecha y firma del trabajador
Tras la presentación de la papeleta, se celebra el Acto Previo de Conciliación Obligatorio, cuyo objetivo principal es intentar alcanzar un acuerdo entre empresa y trabajador sin necesidad de llegar a los tribunales. Este procedimiento puede concluir de tres formas: con acuerdo, sin acuerdo o «intentado sin efecto».
En caso de llegar a un acuerdo, el acta debe especificar la calificación del despido, la compensación acordada y la forma de pago establecida. Si se pacta la readmisión, se coordinarán los pagos correspondientes. Si te han despedido y crees que no es justo, aquí tienes los pasos para reclamar y ganar tu caso. Lee la guía completa.
Sin embargo, si no se alcanza un acuerdo durante la conciliación, el siguiente paso consiste en presentar una demanda formal ante el Juzgado de lo Social, respetando igualmente el plazo de 20 días hábiles. La demanda debe incluir los datos del demandante, los hechos relevantes y las pretensiones solicitadas.
Una vez admitida la demanda, el juzgado fijará fecha para el juicio. Cinco días antes de esta fecha, deberán proponerse las pruebas que se utilizarán durante el proceso. Tras la celebración del juicio, se dictará sentencia calificando el despido improcedente, procedente o nulo según corresponda.
Cabe destacar que, si la sentencia no resulta favorable, es posible interponer un Recurso de Suplicación en un plazo de cinco días. Posteriormente, contra la resolución del Tribunal Superior de Justicia, existe la posibilidad de presentar un recurso extraordinario de casación, aunque su admisión resulta más restrictiva.
Para afrontar este proceso con garantías, resulta altamente recomendable contar con un abogado laboral especializado que pueda asesorar sobre cada etapa y preparar adecuadamente la demanda por despido.
¿Cuándo conviene acudir a un abogado laboralista?
Navegar el sistema legal tras un despido laboral puede resultar complejo para quien no está familiarizado con las leyes laborales. Si bien es posible enfrentar el proceso por cuenta propia, existen situaciones específicas donde la asesoría de un abogado laboral especializado marca una diferencia significativa.
En primer lugar, conviene consultar con un profesional legal antes de iniciar cualquier acción formal. Un abogado evaluará si existe un argumento fáctico consistente para respaldar la impugnación, evitando así iniciar procesos sin fundamento que podrían resultar infructuosos.
Durante la fase inicial, un especialista puede redactar adecuadamente la papeleta de conciliación, documento crucial que debe contener todos los hechos relevantes del caso. Esta asistencia profesional resulta particularmente valiosa considerando que este documento sentará las bases para una posible demanda posterior.
Si el Acto de Conciliación finaliza «sin acuerdo», la representación legal se vuelve prácticamente indispensable. La preparación de una demanda por despido requiere conocimientos técnicos para estructurar correctamente los argumentos que determinarán si el despido improcedente será reconocido como tal por el tribunal.
Por otro lado, el abogado resultará fundamental en la preparación de las pruebas, que deben presentarse cinco días antes del juicio. Su experiencia permitirá seleccionar y organizar la evidencia más convincente para sustentar la posición del trabajador.
Además, si la sentencia inicial no resulta favorable, contar con asesoría legal calificada será decisivo para interponer correctamente un Recurso de Suplicación dentro del breve plazo establecido de cinco días. Posteriormente, si fuera necesario, el letrado podría evaluar la viabilidad de presentar un recurso extraordinario de casación ante el Tribunal Supremo.
En casos particularmente complejos, como aquellos que involucran posibles vulneraciones de derechos fundamentales o discriminación, la intervención de un especialista en impugnación laboral resulta prácticamente imprescindible dada la complejidad jurídica que estos asuntos conllevan.
Finalmente, un profesional del derecho laboral velará constantemente por los intereses del trabajador, buscando obtener la máxima indemnización posible o, cuando corresponda, la readmisión en condiciones favorables.
Posibles indemnizaciones que puedes obtener
La culminación de un proceso de impugnación exitoso tras un despido laboral se traduce en compensaciones económicas o reincorporación al puesto de trabajo. Las indemnizaciones varían significativamente según la calificación final del despido.
Cuando el tribunal declara un despido improcedente, la empresa debe optar entre dos alternativas: readmitir al trabajador en las mismas condiciones previas al despido o abonar una indemnización. Esta compensación económica equivale a 33 días de salario por año trabajado (con máximo de 24 mensualidades) para contratos posteriores a la reforma laboral de 2012. Además, corresponde el pago de salarios de tramitación si se elige la readmisión.
Por otra parte, ante un despido declarado nulo, la consecuencia legal es más contundente: readmisión obligatoria del trabajador y abono de todos los salarios dejados de percibir desde la fecha del despido hasta la reincorporación efectiva.
En el caso de despidos procedentes, la indemnización se limita a 20 días por año trabajado con un máximo de 12 mensualidades, siempre que se base en causas objetivas como las económicas, técnicas, organizativas o productivas.
Cabe destacar que muchos casos se resuelven durante el Acto Previo de Conciliación Obligatorio. En esta instancia, empresa y trabajador pueden llegar a un acuerdo sobre la calificación del despido y la compensación correspondiente. El acta de conciliación debe especificar claramente:
- La calificación acordada del despido
- El monto de la compensación
- La forma y plazos de pago establecidos
Si la empresa incumple el pago de las cantidades acordadas en conciliación, el trabajador puede iniciar un procedimiento de ejecución ante el Juzgado de lo Social para reclamar lo pactado.
Finalmente, es fundamental recordar que estas indemnizaciones están sujetas a tributación, aunque con beneficios fiscales específicos dependiendo de la antigüedad del trabajador. Consultar con un abogado laboral especializado permitirá maximizar la compensación obtenida y garantizar que se cumplan todos los derechos asociados a la situación particular de cada demanda por despido.
FAQs
Q1. ¿Qué debo hacer si no estoy de acuerdo con mi despido? Si no estás de acuerdo con tu despido, debes expresar tu disconformidad por escrito, preferiblemente firmando la carta de despido con la frase «No estoy de acuerdo». Luego, tienes 20 días hábiles para presentar una papeleta de conciliación ante el organismo correspondiente, que es el primer paso formal para impugnar el despido.
Q2. ¿Cuáles son los tipos de despido que puedo reclamar? Existen tres tipos principales de despido que pueden ser reclamados: procedente, improcedente y nulo. El despido procedente se da cuando la empresa justifica adecuadamente la terminación del contrato. El improcedente ocurre cuando la empresa no logra acreditar las causas alegadas o hay irregularidades formales. El despido nulo es el más grave, ya que vulnera derechos fundamentales del trabajador o está motivado por discriminación.
Q3. ¿Es necesario contratar a un abogado laboralista para impugnar un despido? Aunque no es obligatorio, es altamente recomendable contar con un abogado laboral especializado, especialmente en casos complejos o cuando se llega a la fase de demanda judicial. Un abogado puede ayudarte a evaluar la solidez de tu caso, preparar adecuadamente la documentación necesaria y representarte eficazmente en todas las etapas del proceso de impugnación.
Q4. ¿Qué indemnizaciones puedo obtener si mi despido es declarado improcedente? Si tu despido es declarado improcedente, la empresa debe optar entre readmitirte en las mismas condiciones previas o pagar una indemnización. Esta compensación equivale a 33 días de salario por año trabajado, con un máximo de 24 mensualidades, para contratos posteriores a la reforma laboral de 2012. Además, si se elige la readmisión, corresponde el pago de salarios de tramitación.
Q5. ¿Puedo impugnar mi despido si ya he firmado el finiquito? Sí, puedes impugnar tu despido incluso si has firmado el finiquito. Sin embargo, es recomendable que al firmar el finiquito, si no estás de acuerdo con algún concepto, dejes constancia escrita de tu disconformidad. Esto no impide que puedas presentar una demanda por despido improcedente o nulo dentro del plazo legal de 20 días hábiles desde la fecha efectiva del despido.